El triunfo del espíritu

El triunfo del espíritu
Jura de la Constitución de Cádiz

domingo, 28 de mayo de 2017

Comentario del poema "A la inmensa mayoría"



A LA INMENSA MAYORÍA.

Pido la paz y la palabra, Santander,1955

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.
                                Blas de Otero

Corresponden estos versos al poema "A la inmensa mayoría", editado  en el libro "Pido la paz y la palabra" por Blas de Otero en 1955 en Santander. Dicho poeta  nació en Bilbao en 1916 y murió en Madrid en 1979. Se inscribe dentro de su segunda etapa poética, la social (1955-64), como se puede apreciar el poema está construido como una declaración testamentaria ante los lectores de un cambio personal e ideológico que va de la poesía del desarraigo, la angustia personal y crisis religiosa a una cierta esperanza de encontrar la paz algún día con todos, perdedores y vencedores de la Guerra Civil. La originalidad del poema es que resulta muy raro convertir en materia poética una declaración de este tipo.  además hay que señalar que la propia firma del autor forma parte del propio poema, la cual  termina por rematar las sílabas que al verso le faltan.Aunque el poema fue gestado en el 51, la mayoría de los poemas del libro son posteriores  al  viaje que hizo a París en 1951, que le permitió encontrarse con los exiliados y el pensamiento marxista, muy extendido allí entre los españoles.

Tema: Declaración en forma de testamento del cambio estético del poeta
Estructura externa: cinco serventesios asonantados:
Estructura interna: los dos primeros sirven para anunciar el cambio radical de estética poética experimentado por el autor. El siguiente es una visión nocturna de su intento de encontrarse con todos los seres humanos que han padecido, como él, la carnicería de la 2ª Guerra mundial. El cuarto, a los aviones y barcos de guerra que han provocado tal desastre. Y el último es la certificación en forma de testamento de que ha muerto el antiguo Balas de Otero.

           Muestras de su estilo son
·         La preferencia por el encabalgamiento: hombre/en paz, once/de abril
·         La inclinación por elementos adverbiales  bimenbres en paralelo con otras estrucuras:  "en canto y         alma, en paraleo son muy del gusto del poeta.
·         la preferencia por las expresiones adverbiales unimembres: en carne y hueso
·         el cultivo particular del endecasílabo.
       La originalidad de incluir la fómula de la fecha y el testamento en una poesía muestra  su afán        rompedor


        Muestras de su etapa son:
·         La aparición de la persona vosotros (Aquí tenéis) y  del yo  en contraposición al  (Dios) al que nos tenía acostumbrados.

·         El abandono de un léxico dramático, desgarrado y desasosegante por uno esperanzador

Comentario a unos versos de Celaya



Tema: Exhortación a los lectores para servirse de la poesía política para destruir el Régimen.

Estructura externa: Las 5 estrofas que aparecen aquí forman parte de un poema más amplio (La poesía es un arma cargada de futuro). Son estrofas un poco desiguales de rima asonantada. En la primera por ejemplo, el esquema es 16-, 8a,- 16A,-8a. Los pares riman siempre en todas las estrofa y, a veces, el tercero también. El primero queda libre y el cuarto es el más corto (8/7 sílabas).

Estructura interna:
       Las dos primeras estrofas están destinadas a proclamar que la poesía tiene que ser militante para enfrentarse a la censura y represión del Régimen. No tiene sentido una poesía frívola o meramente estética.
       Las 3º y 4º estrofas sirven para justificar el activismo del autor y su pasión por la poesía social.
       La 5ª estrofa es la conclusión: La poesía es un arma revolucionaria para sacudir las conciencias. aparece el tú genérico.


 Comentario:
Corresponden estos versos a una parte del pema "la poesía es un arma cargada de futuro", escritos por el poeta Gabriel Celaya, nacido en Hernani en 1911 y fallecido en Madrid en 1991. dichos versos están editados en el libro Cantos Iberos (1954), el cual constituye un referente de la  llamada poesía social. De profesión ingeniero, Celaya abandonó su profesión para dedicarse a concienciar a las masas con su poesía.. Militante marxista, como Blas de Otero, lleva un mensaje mucho más revolucionario a los lectore. Los cantautores de la época escogieron esta, entre otras, para unir voluntades y emociones entre todos aquellos universitarios y obreros que querían la liquidación del franquismo. cuando oían "Estamos tocando fondo". todo el mundo entendía que la dictadura se iba a acabar.
Figuras literarias: hay encabalgamientos abundantes, paralelismos, reduplicación, hipérbaton, metáforas

viernes, 26 de mayo de 2017

Comentario a. "El niño yuntero".


El niño yuntero





Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.

Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.

Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.

Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.

Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.



1. Contextualización

Entre el verano de 1936 y el verano de 1937, Miguel Hernández compone su libro Viento del pueblo, que ve la luz en el verano de 1937. Un libro en el que vemos a un escritor profundamente enraizado en el pueblo, que se hace eco de las inquietudes populares con una marcada tonalidad épico-lírica, en consonancia con el modelo que habían fijado poetas como, por ejemplo, Rafael Alberti, con su poesía combativa, revolucionaria y surrealista.
Inmerso en plena guerra civil, el poeta-soldado Miguel Hernández concibe la poesía como esencia del pueblo y, por tanto, ésta tiene su origen en la tierra misma y su Manuel Cifo González Comentario de “El niño yuntero” 3 destinatario ha de ser el propio pueblo. Así lo pone de manifiesto en la dedicatoria del libro, hecha a Vicente Aleixandre, cuando, entre otras cosas, afirma lo siguiente: [...] Nuestro cimiento será siempre el mismo: la tierra. Nuestro destino es parar en las manos del pueblo. Sólo esas honradas manos pueden contener lo que la sangre honrada del poeta derrama vibrante. Aquel que se atreve a manchar esas manos, aquellos que se atreven a deshonrar esa sangre, son los traidores asesinos del pueblo y la poesía, y nadie los lavará: en su misma suciedad quedarán cegados [...] Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplando a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas. Hoy, este hoy de pasión, de vida, de muerte, nos empuja de un imponente modo a ti, a mí, a varios, hacia el pueblo. El pueblo espera a los poetas con la oreja y el alma tendidas al pie de cada siglo. En estos momentos es cuando cobra pleno sentido el concepto de poesía impura defendido, entre otros, por Pablo Neruda y Vicente Aleixandre. De ese modo, los poemas de Viento del pueblo se llenan de imágenes surrealistas, cargadas de irrealidad y de elementos visionarios, plasmadas en encendidos versos de contenido elegíaco y social, en los que se aprecia un cierto optimismo, una cierta esperanza en la victoria. Y es que el poeta confía en el triunfo representado simbólicamente por los vientos del pueblo, por los campesinos, por los obreros, por los luchadores; esto es, por una raza que se rebela contra los yugos que tratan de imponer gentes de mala hierba. Por el contrario, quienes se dejan someter al yugo son los bueyes, los que carecen de los atributos propios del animal varonil, bravo y luchador, que es el toro. Al mismo tiempo, lleva a cabo una renovación métrica, dando paso a la silva, la décima, la cuarteta, el soneto alejandrino, los romances, los serventesios de pie quebrado. Y, con estos metros, elabora 25 excelentes muestras de esa poesía profética -que decía él- encargada de “propagar emociones y avivar vidas”.
En varios poemas del libro, el protagonismo corre a cargo de las tierras, de los campos españoles y de sus trabajadores, cada uno de los cuales le lleva al poeta un viento que le inspira para componer poemas tan hermosos como “Vientos del pueblo me llevan”, “Jornaleros”, “Aceituneros”, “El sudor” y “El niño yuntero”. En todos ellos el poeta invoca a los trabajadores para que luchen por sus derechos y para que no se dejen Manuel Cifo González Comentario de “El niño yuntero” 4 subyugar por los ricos, pues la auténtica y verdadera revolución debe surgir de la manos de las gentes humildes y oprimidas, las únicas que pueden y deben ser solidarias entre sí.
Tema: 
Denuncia de  las indignas condiciones trabajo de los niños campesinos explotados
2. Resumen

Nos encontramos ante un poema en el que Miguel Hernández describe el destino trágico de ese pobre niño, que ha venido a la vida para sufrir y padecer, desde que nace hasta que muera. Un poema marcado por la tristeza, el dolor y la injusticia, aunque al final se deja abierta la puerta a la esperanza de que sean los mismos jornaleros los que se rebelen contra ese estado de cosas y pongan fin a su mísera situación.
3. Estructura
Externa: El poema está compuesto por 15 cuartetas octosílabas de rima consonante,
Interna:
Las nueve primeras estrofas están destinadas a describir el destino trágico del niño yuntero, nacido para recibir golpes, para moverse entre estiércol de vacas, con un alma que, a pesar de ser niña, se encuentra ya vieja y encallecida. En la primera de ellas, el poeta afirma que en su nacimiento primó más la condición de estar marcado por la humillación que la propia belleza de la criatura. Ha nacido carne de yugo y, por tanto, no podrá huir de esa condición, pues el yugo le perseguirá continuamente, hasta conseguir que incline la cabeza y, entonces, apoderarse de su cuello.
A continuación, se nos habla de todo aquello que va a formar parte de su vida cotidiana: trabajar la tierra, golpe a golpe, como si de una herramienta más se tratara; moverse entre estiércol, sin ilusión alguna, pues su alma ha nacido ya vieja; pasar hambre, hasta el punto de tener que pelear por un mísero pedazo de pan; sufrir las inclemencias del tiempo, mientras trabaja y la vida se le escapa día a día, conduciéndole inexorablemente hacia la muerte, y esperar el descanso que para él representa la sepultura, cuando sea llegado el momento en que, por fin, pueda hallar la paz y la recompensa a tanto sufrimiento y dolor. Porque su vida es un continuo luchar entre dos extremos que, en su caso, no son opuestos, sino plenamente coincidentes, como la cara y la cruz de una misma moneda: empieza a vivir y empieza a morir; empieza a sentir y empieza a luchar, a sufrir, a dar con sus tiernos huesos “en la fría, desierta y dura tierra”, que decía Nemoroso en su lamentación de la 
En la novena estrofa aparece el yo  del poeta que se solidarizad con la criatura inocente que intenta, infructuosamente, rebelarse contra su injusto destino. Es en la estrofa undécima cuando el poeta habla del dolor que le produce ver a ese niño hambriento, arando los rastrojos de una tierra seca y estéril, al tiempo que se pregunta por qué le ha correspondido ese cruel destino de ser “carne de yugo”. En la penúltima hay dos interrogaciones retoricas que están pidiendo que la revolución termine con esta injusticia histórica. Y la última es la propuesta revolucionaria de hacerlo entre todos. que es la conclusión y a la vez el mensaje que quiere transmitir el poema.

4. Principales rasgos estilísticos

Como podemos observar, la primera estrofa se abre con un verbo en pretérito perfecto compuesto, “ha nacido”, con el que se expresa la realidad de una situación que acaba de producirse hace muy poco tiempo, pues el poema arranca desde el instante siguiente al nacimiento de la criatura. El niño acaba de nacer y ya se ha hecho realidad en él su destino, representado por la metáfora “carne de yugo”. Un yugo que, al estar personificado, parece querer aludir, mediante el recurso de la metonimia, a la persona, al poderoso, al rico, que trata de oprimir y deshumanizar al ser oprimido. A partir de entonces, ya los verbos aparecen en presente de indicativo, con un valor habitual, universalizador, pues en aquellos momentos ése, y no otro, era el destino de cualquier persona cuya condición fuera la misma que la del niño yuntero que protagoniza el poema. Manuel Cifo González Comentario de “El niño yuntero” 6 Y, junto a dos nuevas personificaciones -“tierra descontenta”, “insatisfecho arado”-, un símil: él es como la herramienta, destinada a dar y a sufrir los golpes de forma resignada y callada. Además, el poeta quiere dejar constancia de las tremendas antítesis que se producen en la vida del niño: su alma, color de olivo (símbolo de la esperanza propia de toda vida que nace), está ya vieja y encallecida. Al mismo tiempo que empieza a vivir, ya está empezando a morir. Empieza a sentir, y lo que siente es que la vida para él es semejante a una guerra, pues lo que le espera es batallar para arrancarle a la tierra algún fruto con el que poder quitarse, al menos, una parte de su hambre. Aunque no sabe contar sus años, el poeta nos asegura, mediante una acertada y precisa metáfora, que sí sabe que “el sudor es una corona grave de sal”. Una metáfora muy similar a las que aparecen poco después, cuando se nos dice que “se unge de lluvia” y que “se alhaja de carne de cementerio”. Todo ello representa los premios -valga la ironía- que va a recibir por tanto trabajo y tanto sufrimiento. Un trabajo diario, constante, como representa, también, la presencia de esos paralelismos que vemos en las estrofas cuatro y cinco -“Empieza a vivir, y empieza a morir...”; “Empieza a sentir, y siente...”-, al igual que ocurre en la estrofa ocho: “A fuerza de golpes, fuerte, / y a fuerza de sol, bruñido”. Y esa idea de la constancia se refuerza con la aparición de sendas epanadiplosis en los versos trece y veinticinco - “Empieza a sentir, y empieza” y “Trabaja, y mientras trabaja”-, y con la repetición anafórica de la expresión “a fuerza de”. Si a todo esto le añadimos la existencia de alguna hipérbole, como es el caso de esa “ambición de muerte” con la que “despedaza un pan reñido”, tendremos muy completo el retrato de este pobre niño yuntero que, como bien apunta una nueva antítesis, cada día que pasa tiene más hambre y está más cerca de la muerte, está más famélico; es decir, es “más raíz, menos criatura”. Ha llegado a tal punto la deshumanización a la que diariamente lo están sometiendo, que, al igual que le había ocurrido a Dafne, sus pies se han convertido en raíz que se va hundiendo de forma lenta, pero irreversible, en el seno de la tierra. De ese modo, el poeta deja constancia del destino que le espera, la muerte, el regreso a la tierra misma que lo vio nacer, y, al mismo tiempo, lo está elevando a la condición de mito.
Es en ese momento cuando el poeta, en primera persona, mediante el pronombre personal “me”, afirma que le duele el niño hambriento y que le da su arado en el pecho. No le duele sólo su situación, la dureza de su trabajo, sino el niño mismo, y lo hace con un símil, “como una grandiosa espina”, al que le añade un cierto carácter hiperbólico, gracias al adjetivo “grandiosa”. A continuación, dos metáforas: “su vivir ceniciento”, referido a su condición de persona abocada a la muerte, a la ceniza, y “mi alma de encina”. Siguen, después, dos verbos en primera persona del singular (“veo”, “sufro”), acompañados de verbos en infinitivo (“arar”, “devorar” y “declarar”) y en gerundio (“viendo”), con los que el poeta quiere reforzar la condición de verbos de acción que se realiza, no de forma puntual, sino más bien de manera habitual, continuada. También aparecen algunas sinécdoques, con las que Miguel Hernández sitúa cada uno de los hechos relatados en el punto exacto en el que ejerce su mayor influjo. Así, el niño “declara con los ojos” -donde mejor se puede observar su queja por la injustificable situación que padece-, y el poeta dice que su arado le da “en el pecho” -es decir, en su corazón- y su vida “en la garganta”, queriéndose referir a que todo ello provoca que tenga que gritar para denunciar esa tremenda injusticia: la de alguien condenado a trabajar y trabajar, infructuosa, estérilmente, arando “rastrojos” y “barbecho”. Desde su garganta salen unas interrogaciones retóricas para preguntarse, en voz alta, y con verbos en futuro (un futuro que se quiere que sea inmediato, casi presente) quién podrá salvar a este niño “menor que un grano de avena”. La respuesta no aparece, aunque sí su deseo de que “salga” (presente de subjuntivo con valor desiderativo, casi imperativo) del corazón -nueva sinécdoque- de los hombres jornaleros, porque éstos, antes de llegar a ser hombres, “son” y “han sido” niños yunteros. Y, curiosamente, al final, el autor sitúa un nuevo presente de indicativo y otro pretérito perfecto compuesto, con similar valor a aquel que había abierto el poema




domingo, 21 de mayo de 2017

Biografía de Miguel Hernández, Gabriel Celaya y Blas de Otero


Miguel Hernández
Miguel Hernández Gilabert. (Orihuela, 30 de octubre de 1910 - Alicante, 28 de marzo de 1942). Poeta y dramaturgo español.
De familia humilde, tiene que abandonar muy pronto la escuela para ponerse a trabajar; aún así desarrolla su capacidad para la poesía gracias a ser un gran lector de la poesía clásica española. Forma parte de la tertulia literaria en Orihuela, donde conoce a Ramón Sijé y establece con él una gran amistad.
A partir de 1930 comienza a publicar sus poesías en revistas como El Pueblo de Orihuela o El Día de Alicante. En la década de 1930 viaja a Madrid y colabora en distintas publicaciones, estableciendo relación con los poetas de la época. A su vuelta a Orihuela redacta Perito en Lunas, donde se refleja la influencia de los autores que lee en su infancia y los que conoce en su viaje a Madrid. 

Ya establecido en Madrid, escribe en estos años El Rayo que no cesa (1936).
Toma parte muy activa en la Guerra Civil española, y al terminar ésta intenta salir del país pero es detenido en la frontera con Portugal.  Condenado a pena de muerte, se le conmuta por la de treinta años pero no llega a cumplirla porque muere de tuberculosis el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante.

Durante la guerra compone Viento del pueblo (1937) 


Gabriel Celaya
(Seudónimo de Rafael Múgica Celaya; Hernani, 1911 - Madrid, 1991) Poeta español, uno de los más representativos de la poesía social de los cincuenta. Cursó el bachillerato en San Sebastián y la carrera de ingeniero industrial en Madrid. En esta última ciudad vivió en la Residencia de Estudiantes, experiencia que dejó en él un recuerdo imborrable. Sus primeras tentativas como poeta no fueron aceptadas en modo alguno por su familia, razón por la cual eligió escribir con seudónimo. Con este nombre, pues, apareció su primer libro de poemas: Marea del silencio (1935).
Su relación con su mujer, Amparo Gastón, fue decisiva a lo largo de su vida. En más de una ocasión, Celaya dijo de viva voz que todo cuanto era como poeta y persona a ella se lo debía. Otro encuentro que influyó en la pareja de escritores fue el conocimiento que trabaron con Jorge Semprún (a la sazón, Federico Sánchez), a través del cual ingresaron en las filas del Partido Comunista. Esa militancia llegó hasta el final de sus días y los marcó para siempre.
Su producción, adscrita a la corriente de poesía social, es la expresión de experiencias colectivas, cargada siempre de un propósito de denuncia para el cual recurre a un deliberado prosaísmo. En sus  libros siguientes, reclama y practica una poesía de protesta, instrumento de su compromiso político; es, junto con Blas de Otero y Celso Emilio Ferreiro, uno de los poetas más representativos de la poesía social de los cincuenta: )Uno de sus libros más representativos entre sus muchos libros  es Cantos iberos, de 1954

A pesar de que en 1986 fue galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas, los últimos años de su vida transcurrieron entre penurias económicas que le llevaron a vender su biblioteca a la Diputación Provincial de Guipúzcoa, y a que el Ministerio de Cultura se hiciera cargo del coste de su estancia en el hospital en 1990.



Blas de Otero
(Bilbao, 1916 - Madrid, 1979) Poeta español. Su obra, que parte de la angustia metafísica para desembocar en lo social y testimonial, es una de las más importantes de la lírica de posguerra, y un ejemplo del llamado "exilio interior" que caracterizó a buena parte de la resistencia contra el franquismo ejercida desde la propia España.
Pasó, con muy pocos años de edad,  de una vida aburguesada a estar prácticamente en la ruina debido a unas malas inversiones que hizo su padre en la bolsa. De Bilbao se trasladó la familia a Madrid donde murió su hermano mayor de una enfermedad y  a los dos años años después  su padre, con lo que su situación económica se agravó. Tuvo que dejar los estudios de Filosofía y Letras para dedicarse a la abogacía. Después de la Guerra civil y la 2ª Guerra Mundial, ante tanta catástrofe y destino amargó, entro en una crisis de fe. Ingrésó en un sanatorio Psiquiátrico en 1945 y fue perdiendo todas sus profundas  convicciones religiosas. En 1951, a raíz de un viaje a París, ingresó en el Partido Comunista. Vivió largos períodos en Francia y en Cuba.
Así que de su poesía de imprecación religiosa y de intensa desolación existencial pasó, radicalmente , a tomar inspiración de las cuestiones sociales. Fue Pido la paz y la palabra (1955) el libro que señaló más claramente un cambio de rumbo en su lírica, que a partir de ese momento puso en segundo plano su escepticismo existencial para proclamar una nueva fe en la solidaridad humana y afirmar la necesidad de la esperanza salvadora. La tarea primordial fue "demostrar hermandad con la tragedia viva", lo que consiguió a través de un credo poético combativo y comprometido. Después de visitar Rusia, China y Cuba, donde se casó, volvió en el año 68 a Madrid, donde vivió hasta su muerte.

lunes, 8 de mayo de 2017

Contenido del examen de literatura

Tomada del índice del libro

La poesía desde  1936                     174
La poesía en los años cuarenta         174
La poesía social                                175
Blas de Otero y Celaya
Breve biografía de Miguel Hernández y comentario de El niño yuntero.
Breve biografía de Gabriel Celaya y comentario de La poesía es un arma cargada de futuro.
Breve biografía Blas de Otero y comentario A la inmensa mayoría


El teatro desde  1936                       194
Mihura y la comedia del disparate    194
El argumento de "Tres sombreros de copa"
Buero Vallejo y el teatro social         195
El argumento básico de "Historia de una escalera"
Arrabal y el teatro experimental        196
El argumento de "Pic-nic"

La novela desde 1936
La novela en los años cuarenta          212
La novela social. Cela                       213


El examen estará constituido por:
 un comentario a una de estas tres poesías: El niño yuntero, A la inmensa mayoría o La poesía es un arma cargada de futuro

una pregunta teórica sobre uno de estos tres temas:


  1. Biografía de buero Vallejo y argumento de "Historia de una escalera"
  2. Biografía de Arrabal y argumento de "Pic-nic".
  3. Biografía de Cela y argumento de "La familia de Pascual Duarte"